sábado, febrero 20

Cruel es el tiempo que pasa y pasa arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Uno guarda tantas memorias, tantos relatos en la cabeza, tantas historias que nadie conoce, tanto mundo oculto. Uno aprende a llevar consigo todo aquello que nos pertenece y nos vuelve lo que somos. Quiero creer que el tiempo sirve para más que para quitarte y darte. Como quien no conoce los grises, como un típico extremista. Quiero creer que nos enseña a convivir con todos y por sobre todo, con nosotros mismos. Tiempo para descubrirnos, para salirnos de nosotros y vernos derrotados o sumidos en la gloria del vivir. El tiempo que te aleja de la muerte o te dirige hacia ella. Todo pasa tan rápido que cuando uno se detiene a ver como se siente parar por un minuto y ver a toda esa gente apurada por llegar a ningún lado, por buscar algo que desconocen, por encontrarse a ellos mismos, se da cuenta que en verdad el tiempo es lo que nosotros queremos que sea. Nosotros creamos el tiempo y le dimos una forma rígida para explicarnos mil sin sentidos. El tiempo no existe. En todo caso, nosotros somos el tiempo. Nosotros decidimos, elegimos que hacer en ciertos momentos de la vida. Uno se pasa la eternidad de los días buscándole explicaciones a todo, porque nos enferma no saber, nos envenena. Paré, probé y paré. Y vi pasar a toda esa gente alocada. No me sentí apurada ni siquiera la necesidad de llegar a algún lugar, me daba igual. Pare y comprendí que si uno se pasa la vida siguiendo y dependiendo de las horas del reloj, uno se vuelve anciano aún siendo niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario