sábado, enero 9

~ El toque de su piel contra la mía me mareo, pero no me sentí débil. Me sentí más fuerte de lo que había estado en toda mi vida. "Te extrañé", él susurró contra mi cuello. "Dios sabe que te extrañe". No podía pensar en nada más que decir su nombre, sólo su nombre. Era como si no valiera la pena decir algo más. Lo bese otra vez, esta vez más lentamente, y eso solo intensificó el beso.

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