sábado, enero 9

Sentí una ternura tan inmensa hacia él que por un segundo olvidé dónde estábamos, el peligro al que nos enfrentábamos y los motivos que nos habían llevado hasta allí. Le agarre una mano con suavidad y él se volvió, primero sorprendido, pero luego con una sonrisita cómplice. Sentí una descarga eléctrica, la fuerza que me atraía hacia él. Él me tapó los labios con la mano. "No podemos distraernos" me dijo.

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