- Perdón, ¿Te molesta si me siento?
- No para nada.
- Muchas gracias.
- De nada.
- ¿Te molesta si fumo?
- No, no me molesta.
Saco un encendedor de su pantalón, que estaba sucio con pintura y lo prendió.
- Vos sos una chica con suerte- me dijo.
- ¿Perdón como me dijo?
- Ah, estas con la música no te había visto bien, tenes suerte porque el viento esta a tu favor, así no te da el humo.
- Pero no me molesta- Dije sin entender nada.
Pasaron un par de minutos más, el tren no aparecía, la música ya no me estaba gustando, también estaba llegando tarde a donde tenía que ir y de la nada escucho que gritan: - ¡Las botas!
mire a el señor que estaba al lado mío y me miro y me dijo:
- No te asustes, no estoy loco.
- Jaja, no pensé eso.
- Lo que pasa es que me olvide la plata para comprarme unas botas.
- Ah, bueno.
- ¿Te puedo decir algo?
- Si, dígame- Con voz de por favor cállese.
- Primero, no pienses que estoy loco.
- No no.
- ¿Sabes que la soledad es mala? A el que te diga que le gusta estar en soledad te miente. Y hay muchas veces que por pensar en el otro, preferimos la soledad y nos quedamos solos. Nos olvidamos de lo principal, nosotros. ¿Vos cuantos años tenes?
- 17
- Yo tengo una nieta que esta cerca de tu edad, tiene 15.
- Ah, mira. ¿Hizo fiesta?
- Si, como se dice vulgarmente tiro la casa por la ventana.
- Jajaja
- ¿Sabes lo que más me gusta de ella?
- No, ¿qué?
- Que ella no le hace caso a los demás, ella sólo se guía por lo que siente y esta perfecto. Como dicen los de tu edad, no se guía por boludeces. Ella esta muy centrada, es una chica correcta.
- Que bueno que tan chica aprenda eso! - Dije sin saber muy bien que decir.
- Ella por pensar en ella y seguir lo que siente, es unas de las personas que no va a sentir soledad nunca.
Justo aparecía el tren, dos personas lo escuchaban porque empezó a gritar esto último que me dijo. Quizás, mi cara era de miedo y por eso esas dos personas se acercaron a ver que pasa. Por último me dijo:
- No pienses que estoy loco. Sé que vos sos como mi nieta. Otra cosa, tenes muy lindos ojos.
- Gracias - le dije roja de la vergüenza
- Que tengas un buen día!
- Igualmente para usted.
Y así subí al tren y no lo vi más; me sentí muy rara durante el viaje. Las palabras de este desconocido me quedaron marcadas. ¿Por qué alguien de la nada viene a darte un consejo? ¿Es este un consejo básico para todos los problemas por eso me afecto? No sé, pero sé que no me voy a olvidar más lo que me dijo.
Que bueno esto que escribiste, me Gustó.
ResponderEliminar& Mi comentario respecto a esta entrada es que quizás ese consejo es para un por venir; Para que lo recuerdes ( al consejo) y te sientas mejor.
Muy lindo el Blog, Te Sigo.
Saludos (: